
A diario nos enfrentamos con imágenes elaboradas como producto de consumo masivo, que se convierten en manchas de color cubriendo las paredes, pantallas y portadas. Fente a tamaño bombardeo , la capacidad de escrutar, de analizar, la necesidad de buscar, se pierden ante la facilidad de lo dado. Cabe entonces preguntarse, si el acto de reflexión es anterior a la luz reflejada por los objetos.Es en la busqueda de nuestro autorretrato (pues cada fotografía es parte de uno infinito) que expresamos la visión que tenemos de las cosas,de como estas acontecen o del modo en que pensamos, deben ser.Dependiendo de la forma en que construyamos esta mirada, nos será posible traer a la luz lo desapercibido, rescatar ciertos guiños, detalles;silencios que de otra manera permanecerían ocultos.El resultado de nuestra reflexión, puede ser descubrir y aprender en el proceso, afinar las ideas o acercarse a ellas lo suficiente, pero es probable también (y sería esto lo ideal) que nos devuelva nuevas busquedas